viernes, 7 de mayo de 2010

Semana de anestecia

Una "semana de anestecia". Anesteciada. Sin sentir, sin que nada me llegue. Anestecia local diría yo, pero en todo el cuerpo. Seguí consciente, a medias. Seguí mirando todo, pero desde la nube más alta. Mi estado cambió, mis preocupaciones desaparecieron, hasta un punto. Se transformaron diría yo, cambiaron de estado líquido a estado gaseoso.
Soñé. Mucho. Colgué. Si, tambien. La cabeza daba vueltas sobre su mismo eje, iba y volvía, para un lado y para el otro. Mis piernas se movían como si estuviesen colgando de una hamaca. Mi torso era una gelatina, y mis piernas y brazos simplemente colgaban... así como los de las marionetas pero la encargada de manejarlas (mi cabeza) no funcionaba bien.
No se que fue. Se que lo necesité, y estuvo bien, digamos que estuvo dentro de los parámetros que abarca ese adjetivo. Me gusta llamarla semana de anestecia. Drogada por la nada. ¿Preocupante? No, no mientras permanezca en el pasado.