Ya estoy listo, escondido detrás del telón. En unos minutos nomás, estallare en llamas multicolores. En unos minutos nomás, le prestaré al cielo mis luces momentáneas, fugaces, volátiles. En unos minutos nomás iluminaré la noche, y junto con mi fin comenzará un nuevo año.
Se estrellan las copas y yo huyo de mi momentáneo resplandor; solo quedan en las alturas destellos de luz, parecidos a lentejuelas plateadas que se confunden con el siguiente número del show.
Me despiden sin destino alguno; ahí broto, para luego florecer y marchitar más rápido que cualquier otra flor. Dicen que me desvío, pero ¿de qué camino? no tengo entendido que debo llegar a ninguna parte. Mi única propuesta es arrojarme, arrojarme a ningún lado.
Cuando exploto llego al mayor grado de éxtasis. Descargo toda mi luz, que luego pasa a ser la sonrisa de los espectadores. Exhalo mi último suspiro, cierro los ojos y siento el latido más fuerte de todos.