Cuando mi cabeza se cierra, es como si las llaves de la inspiracion se perdieran o cayeran en forma de precipicio por la ventana. Cuando de repente se me acaban los pensamientos y no puedo escribir una canción, se agotan las gotas de melancolía y nostalgia; pero el motor no se enciende ni se pone a reciclar. No recicla momentos ni emociones, no reinventa la inspiración... aunque esta cada tanto viene sola y me ayuda a escribir una canción.
De repente una gran descarga eléctrica fluye por mis venas, y es como si todos los temores, los augurios y las penas cayeran amontonados en un papel; y cuando éste toca mi guitarra, una melodía resuena en la pared.