jueves, 14 de julio de 2011

Como Wendy sin Peter Pan

Ayer me quedé horas dándole vueltas y vueltas a las agujas del reloj. Primero, como dos meses para adelante. Después cuatro meses para atrás. Quiero hacer como La Bella Durmiente, dormirme y que mi príncipe azul me despierte en dos meses. El día de la primavera es una linda fecha, pasa el invierno, el vuelve... es un día de festejo, donde todos son felices y sonríen, donde todos tienen amor y hacen el amor, donde todos están vivitos y coleando. No me importa si sueño pesadillas, quiero que este tiempo sea tiempo muerto. Después me despierto, y veo como está todo... si está todo bien, me quedo despierta y sino.. ahí si que me duermo para siempre. Ahí ya me vendría bien una manzana envenenada como las de Blancanieves. También me gustaría tener  el tridente del Rey Tritón, para hacer magia... y sino le daría hasta mi voz a Úrsula para que las cosas sean diferentes. Si no se puede todo eso, quiero que mis orejas de Dumbo de las que toda mi vida me quejé, por lo menos me sirvan para volar... y viajar lejos... y quizás llegar a donde él esté para visitarlo un ratito.
Como Hansel y Gretel entré sin darme cuenta en un paraíso del que no puedo salir y que me empieza a hacer mal. La casa de chocolate y golosinas siempre fue linda de mirar, y los primeros días ahí adentro eran tal y como los soñé. Pero no es tan fácil después salir del nido. Me obligan a irme, y quizás después pueda volver, solo si los pájaros no se comen las migajas de pan, solo si el camino de ladrillos amarillos no desaparece y el Gran Mago de Oz esta dispuesto a dejarme pasar. Probablemente con una alfombra mágica todo sea más fácil, puedo ver todo desde arriba y ya sé que tengo que hacer, como ir, qué va a pasar... Aunque sea quiero un espejo que me ayude, que me diga que soy la más linda de este reino y que a mi príncipe le voy a encantar. Quiero tener el pelo largo como Rapunzel, para que se lo lleve a donde vaya y lo pueda acariciar desde donde esté, tener un alcance absoluto. Me cansé de ser Pulgarcita, de ser tan chiquitita que todos me pisen y se olviden de mí. Quiero aunque sea construirme una casa que sea aún mas fuerte que la del tercer chanchito, para que ni un huracán la pueda volar. Me dan tantas ganas de ser de madera, como Pinocho, para no sufrir tanto.. quiero ser así, y sino que me trague la ballena. O ser el dálmata número 59, para perderme entre los 101. Deseo tanto que mi vagabundo deje de vagabundear y me diga que soy una dama... y que soy su dama. Aunque a veces me siento como Caperucita: probablemente fui por el camino equivocado, y sí, me encontré con el lobo; pero conocí cosas que sino no hubiese conocido, y el camino hasta lo de mi abuelita... fue bastante mas entretenido. Lo lindo de esos cuentos es que terminan ahí, ¿pero después que pasa? Una vez que Caperucita (yo) se encuentra con el lobo y se da cuenta de que igual valió la pena y que no se arrepiente de nada de lo que hizo... el peligro lo corre igual, y el lobo está a punto de comérsela. Quiero ser perfecta, como Mary Poppins, y meterme en los dibujos y en los cuentos como hacía ella. Poder volar sólo con un paraguas y viajar a donde quiera. Pero como Alicia, solo puedo bailar con el Áz de corazones en mis sueños. Después me despierto y ya nada es como antes. Me tengo que quedar en el País de Nunca Jamás, donde no crecés y no pasa el tiempo, y corro el peligro de que me secuestre el Capitán Garfio. Y lo peor es que mi Peter Pan ahora se fue volando, y tengo que aguantar viva hasta que vuelva. Dicen que con fe y confianza se puede lograr, aunque con polvo de hada sería todo mas fácil.