domingo, 3 de julio de 2011
Yo voy al norte
Ella sola. Una ruta larga por caminar, un camino interminable lleno de carteles que no dicen mucho y una larga linea en la que nunca se avanza. Solo hay un dedo apuntando hacia el norte, y miles de autos que no se detienen ni siquiera para mirar hacia el horizonte. La sed nunca se termina de saciar, y siempre hay algún charco de agua a lo lejos, inalcanzable. Todo esta cerca y todo esta lejos. Al rededor, desierto. Una nube en el cielo que llega a rozar las montañas que apenas se pueden ver. El hambre aumenta, en ese momento ella podría comerse viva a la vaca que suele andar por ahí, pero no hay ni siquiera camellos en ese estúpido e insípido desierto. Ni una poesía se le ocurre, ni una. No puede escuchar ni una melodía simple y pegadiza adentro de su cabeza. Solo le queda esperar que se le destapen los oidos cuando llegue a destino, cuando ya no tenga acalambrado ese dedo indicando al norte.