sábado, 22 de mayo de 2010

es taaaaan extremadamente loco cuando uno no puede disimular lo fuerte que está latiendo el corazón.
gracias ♥

viernes, 21 de mayo de 2010

Silencio

Silencio. A veces es lo único que quiero, lo único que me hace falta, lo único que espero. Silencio. Me gusta perderme en el. Es fácil, solo me basta con cerrar los ojos. Me gusta escucharlo, poner la mente en blanco. Me gusta sentirlo, y hasta a veces poder reproducirlo. Silencio. Me provoca sonrisas y a veces tormentas de risas. Me provoca llantos y a veces fuertes truenos y relámpagos. Truenos sordos y relámpagos apuestos. Risas formales y sonrisas dispuestas. Silencio. Me pierdo en el silencio a veces deseo no tener regreso; a veces disfruto del laberinto, del bosque perdido. Otras veces simplemente quiero salir, y solo me basta con aplaudir.

felices 1080 días de vida al sobrino mas hermoso en toda la faz de la tierra .

miércoles, 19 de mayo de 2010

Foto carnet

Después de dar tantas vueltas por la ciudad, por fin encontré un bendito lugar para estacionar el auto a siete cuadras del lugar donde tenía que hacer el agobiante trámite. Cuando abrí esa puerta de vidrio, con un marco áspero de color dorado un poco gastado, me abrumó el aire a encierro de domingo al mediodía de ese lugar. Estaba repleto de gente que, como yo, tenía que renovar su documento. Había colas larguísimas y retorcidas, una para cada cabina, y en una esquina al fondo una silla donde se sentaba toda persona, de cualquier edad, género o número a sacarse esa insípida foto en la que no hay una persona que salga bien. Los flashes de esas cámaras que se la dan de profesionales cada trece segundos aproximadamente enceguecían con su fuerte luz blanca a todo aquel que estaba en ese gran galpón iluminado por tres tubos de poca luz amarilla soñolienta que cada tanto titilaba.
Empecé por averiguar cuál era la cabina a la que tenía que ir, y por seguir con los ojos la interminable cola en forma de serpiente cascabel de la que pronto iba a formar parte. Cuando unos cuarenta minutos después me tocó por fin el turno de ir a mi cabina, la secretaria que me atendió era mucho peor de lo que esperaba. No escuchaba nada de lo que le decía, así que cada dato se lo tuve que repetir, como mínimo, cuatro veces. Cuando por fin le dije el último dato (mi lamentable edad) me dijo, como tartamuda, que no necesitaba hacer esto, porque faltaban tres años todavía para que tener que renovar el documento. Esta vez, yo le hice repetir sus palabras veinticinco veces y después me puse a gritar como una loca desquiciada, pero entre todos los murmullos malhumorados de los recién llegados, y el sueño de los que ya se estaban yendo, nadie escuchó mis suplicas para que despidan a esa secretaria... seguramente ella tampoco las entendió, pero yo no las pensaba repetir.
Salí por la misma puerta por la que había entrado, agotada pero feliz de no haberme tomado esa maldita foto que es la gota que rebalsa el vaso en el humor de las personas que se la toman, la última sonrisa que simulan porque después, la larga espera y el resultado de la foto impresa sirven para destruir por completo al humor de cualquiera que pasa por ese trámite. Efectivamente, todas las personas que salían de ese lugar carecían de humor alguno, de melodía dando vueltas por su cabeza, de resplandor en las pupilas, de salto al caminar, hasta de falsas sonrisas. Era como si esa foto que les tomaron hubiese succionado toda su felicidad, su angustia. Era como si toda la personalidad que podrían haber tenido alguna vez, al plasmarse en el papel en forma de mal humor, se hubiese transformado en algo ajeno a sus cuerpos. Como si toda esa sed de sacarse el mal humor, por fin hubiese sido saciada… pero junto con toda su identidad plasmada en la foto carnet. Por suerte, yo no había pasado por eso.

domingo, 16 de mayo de 2010

Tu sonrisa es mil sonrisas cuando
..............es para mi...

miércoles, 12 de mayo de 2010

Carta de suicidio

Yendo al grano: escribo esto porque me voy a suicidar. Sé que parece poco ético, y más aún viniendo de mi, pero quería que luego de morirme se sepas lo mucho que te quiero, o que te quise. Ya no se si escribir en pasado, presente o futuro; ya da igual porque cuando firme esta carta, el veneno va a terminar de expandirse por mi cuerpo y caeré al piso; pero mientras éste licor agrio y suave hace efecto, me voy a dedicar a escribirte una carta a vos, mi enemigo, mi amor, mi obsesión.

Sé que desde el primer día de clases me mirás con otros ojos, que todavía hay una parte de vos que vislumbra mi belleza, que, aunque ella sea tu mayor convicción, yo no dejo de ser uno de tus objetos de deseo más preciados. Porque te conozco hasta las arrugas de las piernas que todavía no te salieron, y sé que esa mirada delincuente que me regalás todos los días es tu arma de seducción. Y me encanta que así sea, pero al mismo tiempo me perturba; es como una soga, que cada día se ajusta más a mi cuello: ahora llegó el momento de dar el salto.
Estoy profundamente segura de que esa chica a la que le entregas tu amor y tu cuerpo cada vez que los números atraviesan mi agenda, y cada vez que las estaciones se plasman en el reflejo de los árboles, es simplemente una imagen tuya, una puesta en escena que ella preparó ambiciosamente para que caigas en su red. Y eso me saca de quicio, me hace temblar de odio el saber que esa persona que amas, ni siquiera existe.
Ya no me importa si hago sufrir a alguien con esto que escribo, y sé que lo hago; pero el dolor que me hacés sentir cada día cuando te veo en los tiempos libres jugueteando entre sus manos y enredando su pelo al viento, es mayor que cualquier puñal. Porque después de que todas tus armas blancas me atravesaron hasta quedar tirada en el suelo rogando por tu locura, cualquier atisbo de compasión en mis ojos se apagó por completo.
Sé que intentando de provocar un mínimo interés en tu persona, mi flecha se patinó entre tus engaños y se ancló en otro barco, pero tengo que volver al puerto al que pertenezco, y dejar de marearme con olas que se dirigen hacia el otro punto del mapa.
Pido perdón. Perdón a él, a él que lo ilusioné, engañé y mentí; porque ahora entiendo lo que se siente, vos hiciste lo mismo conmigo: tratando de aferrarte a la realidad que ella creó para vos, también fuiste tropezándote en otros escalones. El tema es que yo ya soy un escalón pisado que forma parte de la escalera que da al cielo imaginario en el que ella te hace volar, pero ya vas a caer de esa nube cuando este escalón pisado se rompa y leas esta carta.

La cabeza me retumba, y escucho ecos de tu voz por todos lados. Sé lo que estas pensando, es una locura. Y es la primera vez que no te pifiás con tus percepciones: te amo, y eso me mata.

Como un tatuaje

Una frase. El amor es como un auto: cuanto más rápido vas, más posibilidades tenés de estrellarte. Ahí entendí cómo se produjo el choque: sin prestarle atención a todas las luces rojas que se encendían en el tablero, decidí seguir apretando el acelerador hasta matarme. Y matarte a vos también.
Pero la frase fue dicha tarde, cuando todo había sellado. ¿Por qué fui tan ingenua y creí que todo iba a ser como en las películas, que iba a tener un final feliz? La vida no es un cuento de hadas, y no todo se resuelve con palabras mágicas y un poco de polvo de hada. La vida no va a mejorar si yo me pongo lindos zapatos y sigo un camino de ladrillos amarillos. Yo llegue a saltar de árbol en árbol, a ser del tamaño de un pulgar, a bailar con el as de picas sobre las chimeneas; llegue a columpiarme en el péndulo de un reloj; pero cuando del mismo se oyeron las doce campanadas, el país de nunca jamás, nunca jamás volvió y mi carroza se volvió a convertir en una simple calabaza. Supongo que mordí la manzana.
Ahora estoy enamorada, y ya no creo que esta sensación sea tan hermosa. Pero después de todo, ¿realmente existe, o es pura ficción? Y si así lo fuese, ¿cómo puedo sentirme tan mal por algo que ni siquiera es real? Ya ni eso me preocupa.
No creo que me pueda olvidar de todo. Y lo peor es que no hay vuelta atrás. Si tuviese la posibilidad de hacer todo de vuelta creo que lo haría mejor; supongo que no volvería volver a caer en la misma red. Pero es tarde, y aunque gire y gire las agujas del reloj hacia la izquierda, nada de esto va a volver a pasar. Esto me marcó; como un tatuaje: no se puede borrar.

viernes, 7 de mayo de 2010

Con los ojos cerrados, entrelazo los dedos y me quedo mirando un fondo negro. Tu mano es la mía, que se acaricia haciendo rimas.
Ya va a llegar.

Y otra hoja cayo, y otra voz se perdio entre el eco de tus
palabras.
Siete millones de galaxias palpitan fuerte, muy fuerte.






tu figurita vale por siete


brillantes

Semana de anestecia

Una "semana de anestecia". Anesteciada. Sin sentir, sin que nada me llegue. Anestecia local diría yo, pero en todo el cuerpo. Seguí consciente, a medias. Seguí mirando todo, pero desde la nube más alta. Mi estado cambió, mis preocupaciones desaparecieron, hasta un punto. Se transformaron diría yo, cambiaron de estado líquido a estado gaseoso.
Soñé. Mucho. Colgué. Si, tambien. La cabeza daba vueltas sobre su mismo eje, iba y volvía, para un lado y para el otro. Mis piernas se movían como si estuviesen colgando de una hamaca. Mi torso era una gelatina, y mis piernas y brazos simplemente colgaban... así como los de las marionetas pero la encargada de manejarlas (mi cabeza) no funcionaba bien.
No se que fue. Se que lo necesité, y estuvo bien, digamos que estuvo dentro de los parámetros que abarca ese adjetivo. Me gusta llamarla semana de anestecia. Drogada por la nada. ¿Preocupante? No, no mientras permanezca en el pasado.

jueves, 6 de mayo de 2010



sos mi
CABLE A TIERRA
I found myself in Wonderland. Get back on my feet again. Is this real? Is this pretended? I'll take a stand until the end. I'll get by, I'll survive. When the world's crashing down, when I'm falling hit the ground. I'll just turn myself around, don't you try to stop me. I wont cry.