sábado, 29 de mayo de 2010
jueves, 27 de mayo de 2010
Im blue
Días azules. Hoy fue un día tormentoso, más que azul. Negro no; no me enojé pero estube triste, muy triste. Todo el día llorando, revolviendo papeles viejos, tocando creep y durmiendo. Con cara de póker, cara de sueño. Desde que me desperté que estoy sin ganas de hacer nada, como si hubiese intuído la noticia de mierda que me acaban de dar. Estaba mal por adelantado. No sé. Juro que no se, nunca me sentí así. Hasta hace un rato nomás, creía que una no podia sentirse así... o quizás hace mucho que no estaba realmente triste.
Se ve que de tanto quejarme de "dileit" en sentir las cosas, de tanto decir que no caía, que me tardaba en caer la ficha ahora me cayo antes... o me cayeron todas juntas y lo disfrazo con esta última información que acabo de leer.
La última ficha me cayó justo a tiempo, la cara se me transformó por completo ni bien lo leí y no porque yo quise, fue automático. Se ve que todavía puedo sentir.. pero prefiero sentír alegría.
No paro de quejarme. En un punto necesito estar triste, lo quiero, lo deseo. Pero a veces creo que no hace falta tanto, quiero disfrutar más de las cosas y de repente me cae todo junto: muchas mierditas que causan malhumor y esta tremenda noticia (o bien puedo decir esta información que en algún punto ya sabía).
Por qué me hice la cabeza con que sí? Por qué me seguía convenciendo a mi misma de que era todo como yo quería que sea? Supongo que en el fondo sabía que no era así. Aunque todos me hayan intentado y hayan aportado en convencerme, la principal culpable fui yo porque hubo gente que de verdad intento de sacarme de esa realidad en la que me estaba metiendo, esa realidad ficcionaria que me construía. Pero era demasiado fea esa realidad, no era lo que yo quería y el simple hecho de asomar la cabeza, de mirar por ese agujerito en la pared hacia afuera me daba náuseas. Ahora vino él, y me agarró de los pelos y tironeó hasta que salga bien afuera y tapó el hueco para que ya no vuelva a entrar... "para que no sufra". Esas pelotudeces que dicen los tipos!!.. soy capás de enterrarme sola y vivir ahí adentro, en ese túnel de realidades imaginarias que me creé.
Sabemos todos que eso no es posible. Que sería como vivir bajo tierra, me alejaría por completo. No me dejen enterrarme, por favor; no me dejen caer. Esta tironeada hizo falta. Me quiero recuperar sin volver allá abajo, pero... colgarme de una nube es válido?
Se ve que de tanto quejarme de "dileit" en sentir las cosas, de tanto decir que no caía, que me tardaba en caer la ficha ahora me cayo antes... o me cayeron todas juntas y lo disfrazo con esta última información que acabo de leer.
La última ficha me cayó justo a tiempo, la cara se me transformó por completo ni bien lo leí y no porque yo quise, fue automático. Se ve que todavía puedo sentir.. pero prefiero sentír alegría.
No paro de quejarme. En un punto necesito estar triste, lo quiero, lo deseo. Pero a veces creo que no hace falta tanto, quiero disfrutar más de las cosas y de repente me cae todo junto: muchas mierditas que causan malhumor y esta tremenda noticia (o bien puedo decir esta información que en algún punto ya sabía).
Por qué me hice la cabeza con que sí? Por qué me seguía convenciendo a mi misma de que era todo como yo quería que sea? Supongo que en el fondo sabía que no era así. Aunque todos me hayan intentado y hayan aportado en convencerme, la principal culpable fui yo porque hubo gente que de verdad intento de sacarme de esa realidad en la que me estaba metiendo, esa realidad ficcionaria que me construía. Pero era demasiado fea esa realidad, no era lo que yo quería y el simple hecho de asomar la cabeza, de mirar por ese agujerito en la pared hacia afuera me daba náuseas. Ahora vino él, y me agarró de los pelos y tironeó hasta que salga bien afuera y tapó el hueco para que ya no vuelva a entrar... "para que no sufra". Esas pelotudeces que dicen los tipos!!.. soy capás de enterrarme sola y vivir ahí adentro, en ese túnel de realidades imaginarias que me creé.
Sabemos todos que eso no es posible. Que sería como vivir bajo tierra, me alejaría por completo. No me dejen enterrarme, por favor; no me dejen caer. Esta tironeada hizo falta. Me quiero recuperar sin volver allá abajo, pero... colgarme de una nube es válido?
martes, 25 de mayo de 2010
♥
There's no combination of wordsI could put on the back of a postcard, no song that I could sing but I can try for your heart.
Our dreams, and they are made out of real things like a shoebox of photographs with sepia-toned loving. Love is the answer at least for most of the questions in my heart, like why are we here? and where do we go? and how come it's so hard? It's not always easy and sometimes life can be deceiving. I'll tell you one thing, it's always better when we're together.
It's always better when we're together, we'll look at the stars and we're together. Well, it's always better when we're together.
And all of these moments just might find their way into my dreams tonight, but I know that they’ll be gone when the morning light sings and brings new things. For tomorrow night you'll see that they’ll be gone too, too many things I have to do. But if all of these dreams might find their way into my day to day scene, I'd be under the impression I was somewhere in between. With only two, just me and you, not so many things we got to do or places we got to be; we'll sit beneath the mango tree.
It's always better when we're together, we're somewhere in between together. Well, it's always better when we're together.
I believe in memories, they look so... so pretty when I sleep, and when I wake up, you look so pretty sleeping next to me; but there is not enough time and there is no, no song I could sing and there is no combination of words I could say but I will still tell you one thing: we're better together.
Our dreams, and they are made out of real things like a shoebox of photographs with sepia-toned loving. Love is the answer at least for most of the questions in my heart, like why are we here? and where do we go? and how come it's so hard? It's not always easy and sometimes life can be deceiving. I'll tell you one thing, it's always better when we're together.
It's always better when we're together, we'll look at the stars and we're together. Well, it's always better when we're together.
And all of these moments just might find their way into my dreams tonight, but I know that they’ll be gone when the morning light sings and brings new things. For tomorrow night you'll see that they’ll be gone too, too many things I have to do. But if all of these dreams might find their way into my day to day scene, I'd be under the impression I was somewhere in between. With only two, just me and you, not so many things we got to do or places we got to be; we'll sit beneath the mango tree.
It's always better when we're together, we're somewhere in between together. Well, it's always better when we're together.
I believe in memories, they look so... so pretty when I sleep, and when I wake up, you look so pretty sleeping next to me; but there is not enough time and there is no, no song I could sing and there is no combination of words I could say but I will still tell you one thing: we're better together.
domingo, 23 de mayo de 2010
Once - Falling Slowly
Increíble pelicula:
http://www.youtube.com/watch?v=CoSL_qayMCc&feature=related
Increíble cover:
http://www.youtube.com/watch?v=jkQXthRMnSM
PD: no se subir videos con links, no los tengo guardados a estos. Ya aprenderé
http://www.youtube.com/watch?v=CoSL_qayMCc&feature=related
Increíble cover:
http://www.youtube.com/watch?v=jkQXthRMnSM
PD: no se subir videos con links, no los tengo guardados a estos. Ya aprenderé
sábado, 22 de mayo de 2010
viernes, 21 de mayo de 2010
Silencio
Silencio. A veces es lo único que quiero, lo único que me hace falta, lo único que espero. Silencio. Me gusta perderme en el. Es fácil, solo me basta con cerrar los ojos. Me gusta escucharlo, poner la mente en blanco. Me gusta sentirlo, y hasta a veces poder reproducirlo. Silencio. Me provoca sonrisas y a veces tormentas de risas. Me provoca llantos y a veces fuertes truenos y relámpagos. Truenos sordos y relámpagos apuestos. Risas formales y sonrisas dispuestas. Silencio. Me pierdo en el silencio a veces deseo no tener regreso; a veces disfruto del laberinto, del bosque perdido. Otras veces simplemente quiero salir, y solo me basta con aplaudir.
miércoles, 19 de mayo de 2010
Foto carnet
Después de dar tantas vueltas por la ciudad, por fin encontré un bendito lugar para estacionar el auto a siete cuadras del lugar donde tenía que hacer el agobiante trámite. Cuando abrí esa puerta de vidrio, con un marco áspero de color dorado un poco gastado, me abrumó el aire a encierro de domingo al mediodía de ese lugar. Estaba repleto de gente que, como yo, tenía que renovar su documento. Había colas larguísimas y retorcidas, una para cada cabina, y en una esquina al fondo una silla donde se sentaba toda persona, de cualquier edad, género o número a sacarse esa insípida foto en la que no hay una persona que salga bien. Los flashes de esas cámaras que se la dan de profesionales cada trece segundos aproximadamente enceguecían con su fuerte luz blanca a todo aquel que estaba en ese gran galpón iluminado por tres tubos de poca luz amarilla soñolienta que cada tanto titilaba.
Empecé por averiguar cuál era la cabina a la que tenía que ir, y por seguir con los ojos la interminable cola en forma de serpiente cascabel de la que pronto iba a formar parte. Cuando unos cuarenta minutos después me tocó por fin el turno de ir a mi cabina, la secretaria que me atendió era mucho peor de lo que esperaba. No escuchaba nada de lo que le decía, así que cada dato se lo tuve que repetir, como mínimo, cuatro veces. Cuando por fin le dije el último dato (mi lamentable edad) me dijo, como tartamuda, que no necesitaba hacer esto, porque faltaban tres años todavía para que tener que renovar el documento. Esta vez, yo le hice repetir sus palabras veinticinco veces y después me puse a gritar como una loca desquiciada, pero entre todos los murmullos malhumorados de los recién llegados, y el sueño de los que ya se estaban yendo, nadie escuchó mis suplicas para que despidan a esa secretaria... seguramente ella tampoco las entendió, pero yo no las pensaba repetir.
Salí por la misma puerta por la que había entrado, agotada pero feliz de no haberme tomado esa maldita foto que es la gota que rebalsa el vaso en el humor de las personas que se la toman, la última sonrisa que simulan porque después, la larga espera y el resultado de la foto impresa sirven para destruir por completo al humor de cualquiera que pasa por ese trámite. Efectivamente, todas las personas que salían de ese lugar carecían de humor alguno, de melodía dando vueltas por su cabeza, de resplandor en las pupilas, de salto al caminar, hasta de falsas sonrisas. Era como si esa foto que les tomaron hubiese succionado toda su felicidad, su angustia. Era como si toda la personalidad que podrían haber tenido alguna vez, al plasmarse en el papel en forma de mal humor, se hubiese transformado en algo ajeno a sus cuerpos. Como si toda esa sed de sacarse el mal humor, por fin hubiese sido saciada… pero junto con toda su identidad plasmada en la foto carnet. Por suerte, yo no había pasado por eso.
Empecé por averiguar cuál era la cabina a la que tenía que ir, y por seguir con los ojos la interminable cola en forma de serpiente cascabel de la que pronto iba a formar parte. Cuando unos cuarenta minutos después me tocó por fin el turno de ir a mi cabina, la secretaria que me atendió era mucho peor de lo que esperaba. No escuchaba nada de lo que le decía, así que cada dato se lo tuve que repetir, como mínimo, cuatro veces. Cuando por fin le dije el último dato (mi lamentable edad) me dijo, como tartamuda, que no necesitaba hacer esto, porque faltaban tres años todavía para que tener que renovar el documento. Esta vez, yo le hice repetir sus palabras veinticinco veces y después me puse a gritar como una loca desquiciada, pero entre todos los murmullos malhumorados de los recién llegados, y el sueño de los que ya se estaban yendo, nadie escuchó mis suplicas para que despidan a esa secretaria... seguramente ella tampoco las entendió, pero yo no las pensaba repetir.
Salí por la misma puerta por la que había entrado, agotada pero feliz de no haberme tomado esa maldita foto que es la gota que rebalsa el vaso en el humor de las personas que se la toman, la última sonrisa que simulan porque después, la larga espera y el resultado de la foto impresa sirven para destruir por completo al humor de cualquiera que pasa por ese trámite. Efectivamente, todas las personas que salían de ese lugar carecían de humor alguno, de melodía dando vueltas por su cabeza, de resplandor en las pupilas, de salto al caminar, hasta de falsas sonrisas. Era como si esa foto que les tomaron hubiese succionado toda su felicidad, su angustia. Era como si toda la personalidad que podrían haber tenido alguna vez, al plasmarse en el papel en forma de mal humor, se hubiese transformado en algo ajeno a sus cuerpos. Como si toda esa sed de sacarse el mal humor, por fin hubiese sido saciada… pero junto con toda su identidad plasmada en la foto carnet. Por suerte, yo no había pasado por eso.
domingo, 16 de mayo de 2010
miércoles, 12 de mayo de 2010
Carta de suicidio
Yendo al grano: escribo esto porque me voy a suicidar. Sé que parece poco ético, y más aún viniendo de mi, pero quería que luego de morirme se sepas lo mucho que te quiero, o que te quise. Ya no se si escribir en pasado, presente o futuro; ya da igual porque cuando firme esta carta, el veneno va a terminar de expandirse por mi cuerpo y caeré al piso; pero mientras éste licor agrio y suave hace efecto, me voy a dedicar a escribirte una carta a vos, mi enemigo, mi amor, mi obsesión.
Sé que desde el primer día de clases me mirás con otros ojos, que todavía hay una parte de vos que vislumbra mi belleza, que, aunque ella sea tu mayor convicción, yo no dejo de ser uno de tus objetos de deseo más preciados. Porque te conozco hasta las arrugas de las piernas que todavía no te salieron, y sé que esa mirada delincuente que me regalás todos los días es tu arma de seducción. Y me encanta que así sea, pero al mismo tiempo me perturba; es como una soga, que cada día se ajusta más a mi cuello: ahora llegó el momento de dar el salto.
Estoy profundamente segura de que esa chica a la que le entregas tu amor y tu cuerpo cada vez que los números atraviesan mi agenda, y cada vez que las estaciones se plasman en el reflejo de los árboles, es simplemente una imagen tuya, una puesta en escena que ella preparó ambiciosamente para que caigas en su red. Y eso me saca de quicio, me hace temblar de odio el saber que esa persona que amas, ni siquiera existe.
Ya no me importa si hago sufrir a alguien con esto que escribo, y sé que lo hago; pero el dolor que me hacés sentir cada día cuando te veo en los tiempos libres jugueteando entre sus manos y enredando su pelo al viento, es mayor que cualquier puñal. Porque después de que todas tus armas blancas me atravesaron hasta quedar tirada en el suelo rogando por tu locura, cualquier atisbo de compasión en mis ojos se apagó por completo.
Sé que intentando de provocar un mínimo interés en tu persona, mi flecha se patinó entre tus engaños y se ancló en otro barco, pero tengo que volver al puerto al que pertenezco, y dejar de marearme con olas que se dirigen hacia el otro punto del mapa.
Pido perdón. Perdón a él, a él que lo ilusioné, engañé y mentí; porque ahora entiendo lo que se siente, vos hiciste lo mismo conmigo: tratando de aferrarte a la realidad que ella creó para vos, también fuiste tropezándote en otros escalones. El tema es que yo ya soy un escalón pisado que forma parte de la escalera que da al cielo imaginario en el que ella te hace volar, pero ya vas a caer de esa nube cuando este escalón pisado se rompa y leas esta carta.
La cabeza me retumba, y escucho ecos de tu voz por todos lados. Sé lo que estas pensando, es una locura. Y es la primera vez que no te pifiás con tus percepciones: te amo, y eso me mata.
Sé que desde el primer día de clases me mirás con otros ojos, que todavía hay una parte de vos que vislumbra mi belleza, que, aunque ella sea tu mayor convicción, yo no dejo de ser uno de tus objetos de deseo más preciados. Porque te conozco hasta las arrugas de las piernas que todavía no te salieron, y sé que esa mirada delincuente que me regalás todos los días es tu arma de seducción. Y me encanta que así sea, pero al mismo tiempo me perturba; es como una soga, que cada día se ajusta más a mi cuello: ahora llegó el momento de dar el salto.
Estoy profundamente segura de que esa chica a la que le entregas tu amor y tu cuerpo cada vez que los números atraviesan mi agenda, y cada vez que las estaciones se plasman en el reflejo de los árboles, es simplemente una imagen tuya, una puesta en escena que ella preparó ambiciosamente para que caigas en su red. Y eso me saca de quicio, me hace temblar de odio el saber que esa persona que amas, ni siquiera existe.
Ya no me importa si hago sufrir a alguien con esto que escribo, y sé que lo hago; pero el dolor que me hacés sentir cada día cuando te veo en los tiempos libres jugueteando entre sus manos y enredando su pelo al viento, es mayor que cualquier puñal. Porque después de que todas tus armas blancas me atravesaron hasta quedar tirada en el suelo rogando por tu locura, cualquier atisbo de compasión en mis ojos se apagó por completo.
Sé que intentando de provocar un mínimo interés en tu persona, mi flecha se patinó entre tus engaños y se ancló en otro barco, pero tengo que volver al puerto al que pertenezco, y dejar de marearme con olas que se dirigen hacia el otro punto del mapa.
Pido perdón. Perdón a él, a él que lo ilusioné, engañé y mentí; porque ahora entiendo lo que se siente, vos hiciste lo mismo conmigo: tratando de aferrarte a la realidad que ella creó para vos, también fuiste tropezándote en otros escalones. El tema es que yo ya soy un escalón pisado que forma parte de la escalera que da al cielo imaginario en el que ella te hace volar, pero ya vas a caer de esa nube cuando este escalón pisado se rompa y leas esta carta.
La cabeza me retumba, y escucho ecos de tu voz por todos lados. Sé lo que estas pensando, es una locura. Y es la primera vez que no te pifiás con tus percepciones: te amo, y eso me mata.
Como un tatuaje
Una frase. El amor es como un auto: cuanto más rápido vas, más posibilidades tenés de estrellarte. Ahí entendí cómo se produjo el choque: sin prestarle atención a todas las luces rojas que se encendían en el tablero, decidí seguir apretando el acelerador hasta matarme. Y matarte a vos también.
Pero la frase fue dicha tarde, cuando todo había sellado. ¿Por qué fui tan ingenua y creí que todo iba a ser como en las películas, que iba a tener un final feliz? La vida no es un cuento de hadas, y no todo se resuelve con palabras mágicas y un poco de polvo de hada. La vida no va a mejorar si yo me pongo lindos zapatos y sigo un camino de ladrillos amarillos. Yo llegue a saltar de árbol en árbol, a ser del tamaño de un pulgar, a bailar con el as de picas sobre las chimeneas; llegue a columpiarme en el péndulo de un reloj; pero cuando del mismo se oyeron las doce campanadas, el país de nunca jamás, nunca jamás volvió y mi carroza se volvió a convertir en una simple calabaza. Supongo que mordí la manzana.
Ahora estoy enamorada, y ya no creo que esta sensación sea tan hermosa. Pero después de todo, ¿realmente existe, o es pura ficción? Y si así lo fuese, ¿cómo puedo sentirme tan mal por algo que ni siquiera es real? Ya ni eso me preocupa.
No creo que me pueda olvidar de todo. Y lo peor es que no hay vuelta atrás. Si tuviese la posibilidad de hacer todo de vuelta creo que lo haría mejor; supongo que no volvería volver a caer en la misma red. Pero es tarde, y aunque gire y gire las agujas del reloj hacia la izquierda, nada de esto va a volver a pasar. Esto me marcó; como un tatuaje: no se puede borrar.
Pero la frase fue dicha tarde, cuando todo había sellado. ¿Por qué fui tan ingenua y creí que todo iba a ser como en las películas, que iba a tener un final feliz? La vida no es un cuento de hadas, y no todo se resuelve con palabras mágicas y un poco de polvo de hada. La vida no va a mejorar si yo me pongo lindos zapatos y sigo un camino de ladrillos amarillos. Yo llegue a saltar de árbol en árbol, a ser del tamaño de un pulgar, a bailar con el as de picas sobre las chimeneas; llegue a columpiarme en el péndulo de un reloj; pero cuando del mismo se oyeron las doce campanadas, el país de nunca jamás, nunca jamás volvió y mi carroza se volvió a convertir en una simple calabaza. Supongo que mordí la manzana.
Ahora estoy enamorada, y ya no creo que esta sensación sea tan hermosa. Pero después de todo, ¿realmente existe, o es pura ficción? Y si así lo fuese, ¿cómo puedo sentirme tan mal por algo que ni siquiera es real? Ya ni eso me preocupa.
No creo que me pueda olvidar de todo. Y lo peor es que no hay vuelta atrás. Si tuviese la posibilidad de hacer todo de vuelta creo que lo haría mejor; supongo que no volvería volver a caer en la misma red. Pero es tarde, y aunque gire y gire las agujas del reloj hacia la izquierda, nada de esto va a volver a pasar. Esto me marcó; como un tatuaje: no se puede borrar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)